Kakāsana o la postura del cuervo. Es una postura básica del equilibrio sobre
las manos. Una de las características de este āsana es el centro de
gravedad de la persona, que está muy bajo. Hay una variedad enorme de las posturas
de equilibrio sobre las manos con la posición muy baja del centro de gravedad
del practicante. Es el motivo, porque aprender estas posturas es muy fácil. Algunos son poco más
complicados que otros, pero incluso estas posturas más difíciles de hacer, se
puede aprender muy rápido.
A nivel físico este āsana desarrolla más que todo la
fuerza de los brazos y las muñecas. Además, como esta postura, y todas otras
posturas de este tipo, se exige una concentración enorme y como consecuencia,
la presencia mental durante todo el tiempo de la práctica del āsana.
Justamente este āsana
tiene un beneficio que se puede relacionar con el beneficio a nivel psicológico. Es el miedo propio que hay que ganar para
poder hacer la postura. Normalmente, un practicante empieza aprender los āsanas de equilibrio sobre las manos
con el kakāsana. La forma de la postura en mayoría de los casos provoca el
miedo que se puede caer adelante y dañar la cara o la nariz. Normalmente, al
caer el daño no ocurre. Incluso si una persona cae, y esto sí, puede pasar a
veces, es como deslizar desde el codo, y siempre la persona cae encima de la
rodilla y un brazo se mueve adelante y en esta forma protege la cara. No es
necesario en alguna forma aprender caer de esta postura. La forma de la caída,
si ocurre, es automática y muy protectora. El miedo interior que aparece es un
engaño de la mente. Entenderlo, cambiar el “chip en la cabeza” es un paso
adelante hacia valorar a ti mismo, hacia entenderte y reconocerte como algo por
encima de una persona con miedos habituales.
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